No sé si soy una persona espiritual, pero creo mucho en Dios y hace un par de semanas estaba en el pick de una crisis interna, abrumada por la sensación de no avanzar hacia ninguna parte, ni en mi profesión, ni en mis proyectos de realización personal, y entonces la señal de que no estaba sola se presentó en forma inesperada, tomándome con tanta sorpresa que pude olvidar por un momento la crisis y ver un punto de luz en medio del caos.
Recordé que cuando aprendí e interioricé el concepto de la palabra "fe" descubrí que "Los caminos de Dios son misteriosos", porque cada vez que pedí algo con la convicción de que me sería dado, todo parecía ponerse de cabeza y el sendero hacia donde quería llegar se abría hacia otra dirección, pero al poco andar y sin saber cómo, de alguna forma llegaba hasta el "norte" caminando literalmente hacia el "sur". Hoy y en este caso, ocurre algo similar.
El engranaje de mi ser es cantar, siempre lo ha sido, siempre ha sido la única forma en la que puedo calmar mis ansias, consolar mis tristezas, amainar la melancolía y hacer que la felicidad me asome por los poros. Cada vez que canto lírico mi cuerpo se estremece y mi espíritu vibra, es como si me elevara en el aire y la energía de la vida misma me envolviera... como si mis emociones me abandonaran y desde fuera me acariciaran y besaran. Escribir también es parte de mi, pero es distinto, veo a mis bellos personajes, los entiendo, siento con ellos sus sentimientos, los voy descubriendo a medida que la historia avanza e incluso me han sorprendido. Es un placer trazar historias en un papel, mientras que cantar es vida misma.
No había cantado desde que me retiré del conservatorio, me silencié por completo pensado que eso me aliviaría la pena de dejar un sueño a medias, pero entonces algo se apagó en mi y me forcé a retomar una de las historias que tenía a medias, me propuse a transformarla en novela y quise que fuera el más grande de mis sueños, sin entender aún que los sueños no pueden reemplazarse, que pueden complementarse pero nunca uno ocupar el lugar de otro, y como dice Paulo Coelho en El Alquimista: Todo sueño no realizado se transforma en una maldición. Al menos en mi caso así fue, en un principio fue sólo dejar de cantar y poco a poco, luego fue dejar de hacer todo lo que me gusta, sentía ganas de pintar pero no podía transmitir nada en la tela, tenía ganas de escribir y mis personajes estaban en silencio...
Y así fue como volví a hacer lo que mejor sé hacer, elevar mi voz al cielo y sentirme viva como nunca antes, he vuelto a escribir de forma natural y con placer, continúo proyectando mi novela, imagino como será mi libro y lo deseo más que antes, por ese motivo volví a reintegrarme en el coro donde empecé hace más de siete años. Antes no sabía que para escribir debo cantar lo más que pueda... es esa voz la que da vida a todo lo que hago, la que da vida a mi corazón, el mejor regalo que me ha dado Dios... he vuelto a abrazar aquello que tanto amo y esta vez nunca más volveré al silencio.
Manos a la obra :D!
Amelie
Recordé que cuando aprendí e interioricé el concepto de la palabra "fe" descubrí que "Los caminos de Dios son misteriosos", porque cada vez que pedí algo con la convicción de que me sería dado, todo parecía ponerse de cabeza y el sendero hacia donde quería llegar se abría hacia otra dirección, pero al poco andar y sin saber cómo, de alguna forma llegaba hasta el "norte" caminando literalmente hacia el "sur". Hoy y en este caso, ocurre algo similar.
El engranaje de mi ser es cantar, siempre lo ha sido, siempre ha sido la única forma en la que puedo calmar mis ansias, consolar mis tristezas, amainar la melancolía y hacer que la felicidad me asome por los poros. Cada vez que canto lírico mi cuerpo se estremece y mi espíritu vibra, es como si me elevara en el aire y la energía de la vida misma me envolviera... como si mis emociones me abandonaran y desde fuera me acariciaran y besaran. Escribir también es parte de mi, pero es distinto, veo a mis bellos personajes, los entiendo, siento con ellos sus sentimientos, los voy descubriendo a medida que la historia avanza e incluso me han sorprendido. Es un placer trazar historias en un papel, mientras que cantar es vida misma.
No había cantado desde que me retiré del conservatorio, me silencié por completo pensado que eso me aliviaría la pena de dejar un sueño a medias, pero entonces algo se apagó en mi y me forcé a retomar una de las historias que tenía a medias, me propuse a transformarla en novela y quise que fuera el más grande de mis sueños, sin entender aún que los sueños no pueden reemplazarse, que pueden complementarse pero nunca uno ocupar el lugar de otro, y como dice Paulo Coelho en El Alquimista: Todo sueño no realizado se transforma en una maldición. Al menos en mi caso así fue, en un principio fue sólo dejar de cantar y poco a poco, luego fue dejar de hacer todo lo que me gusta, sentía ganas de pintar pero no podía transmitir nada en la tela, tenía ganas de escribir y mis personajes estaban en silencio...
Y así fue como volví a hacer lo que mejor sé hacer, elevar mi voz al cielo y sentirme viva como nunca antes, he vuelto a escribir de forma natural y con placer, continúo proyectando mi novela, imagino como será mi libro y lo deseo más que antes, por ese motivo volví a reintegrarme en el coro donde empecé hace más de siete años. Antes no sabía que para escribir debo cantar lo más que pueda... es esa voz la que da vida a todo lo que hago, la que da vida a mi corazón, el mejor regalo que me ha dado Dios... he vuelto a abrazar aquello que tanto amo y esta vez nunca más volveré al silencio.
Manos a la obra :D!
Amelie