jueves, 17 de diciembre de 2015

UN PEQUEÑO BLOQUEO TEMPORAL

Hace un par de semanas que estoy con un sólo trabajo, la verdad es que no he podido escribir todo lo que imaginé que escribiría cuando tuviera más tiempo... estaba muy cansada y creo que aún lo estoy, de hecho no me había dado cuenta de qué tan cansada estaba hasta que mi cuerpo comenzó a protestar y estuve (estoy) con algunos problemas de salud.

Escribo esta entrada porque estoy con un bloqueo, tengo tantas ganas de escribir que no puedo hacerlo, como cuando te estas muriendo de sueño y lo único que deseas es echarte sobre la cama, pero cuando al fin estas entre las sábanas no puedes dormir, y te pesan los ojos, sientes como tu cuerpo poco a poco se va relajando pero el sueño se resiste en la oscuridad... tal vez protestando porque podrías haberte dormido antes pero lo rehuiste y ahora él no quiere venir por ti... bueno, algo así...

No sé por donde empezar, todas las ideas se arremolinan en mi cabeza e intentan llegar a mis manos empujándose unas a otras, lo que se traduce en que en cuanto me siento a describir, ese texto no me parece tan bueno y me dan ganas de escribir otras escenas, entonces cambio de escena para no forzar la creatividad y otra vez cambia... es desesperante, al final suelto el computador y duermo...

Ahora que el taller de escritura terminó, la profesora nos dio dos meses para terminar nuestras novelas y aún no puedo acabar siquiera un capítulo que estoy trabajando hace tres semanas... en fin, trato de no desesperarme y seguir adelante, aunque sea sólo un punto al día ya me satisface, como ahora por ejemplo: Estoy redactando una entrada porque no puedo avanzar en mis capítulos, lo que es bueno, al menos estoy escribiendo... Stephen King dice en "Mientras Escribo" que la inspiración no siempre esta allí, es más, es un "muso" caprichoso que se presenta en bata, a regañadientes, con un puro en la boca y una copa de wisky (el licor lo elegí yo) en la mano; luego se sienta en cualquier parte menos en el asiento que arreglaste para él y no hace otra cosa más que mirarte de forma arrogante mientras te desesperas intentando hacer que coopere, pero no lo hará... a menos que "lo obligues", es decir, te encierras cada día a la misma hora, en el mismo lugar, listo para escribir hasta que por cansancio comenzará a trabajar contigo, posiblemente para que lo dejes en paz de una vez y seguir bebiendo tranquilo o porque logres afianzar una buena amistad con él... de momento creo que ambos nos miramos con cara de aburrimiento máximo esperando que uno de los dos se canse primero y desista. 

Es posible que esté molesto conmigo, fuimos cercanos cuando estaba en el colegio, me buscaba a todas horas y yo siempre estaba dispuesta para él, pasábamos tardes enteras riendo y creando mundos... pero después vino la universidad, la responsabilidad, un trabajo, luego dos al mismo tiempo, y ahora que recuerdo nuestro pasado juntos y nuestra amistad adolescente, sólo quiero rodearlo con mi brazos y decirle al oído: Cuéntame una historia, una historia que no le hayas contado a nadie... pero él mantiene la distancia, teme que vuelva a abandonarlo... una vez que la confianza es violentada las cosas no vuelven a ser como antes... ja ja ja menuda historia!. Pero es algo así. (Tal vez debería cambiar al "muso" por uno de mis personajes favoritos, ese que también me contaba historias... no era arrogante, no fumaba ni bebía, sólo me contaba historias... ese que fue y es mi amor platónico...)

Por otro lado, otro de mis problemas es lo que escribo (aunque suene contradictorio), mi profe (y también segunda editora) es una mujer independiente y feminista, es seca!; en contraposición a lo que yo escribo porque mis héroes tienden a ser hombres más que mujeres. La verdad es que mi heroína es bastante frágil... no una princesa odiosamente pasiva, pero si es frágil y va de la mano de un hombre gallardo que la defiende la mayor parte del tiempo... ya me llegaron recomendaciones de que ella tenía que tener más carácter y tomar sus propias decisiones (que las toma, pero más aún!) en este bum del feminismo que a veces me agota. Lo único que puedo decir al respecto, y otra vez traigo al maestro Stephen a colación, es que uno debe ser honesto, escribir con la mayor honestidad que pueda y respetar la esencia del personaje; cuando uno miente o los fuerza a hacer algo que no harían, el lector lo percibe y la historia se va por el caño... yo tomaré los consejos de mi segunda editora, por algo ella es lo que es, pero también resguardaré la integridad de mis personajes como yo sienta que debo hacerlo, si finalmente mi libro es desechado por la editorial que podría sacarlo al mercado, tendré que buscar otras opciones pero al menos mi ser estará satisfecho...

Uf!, ya me siento con ánimos de seguir, espero que mis personajes se pongan de acuerdo y me empiecen a hablar de a uno, suena muy friki pero no tengo otras palabras para describirlo... de cierta forma ellos se mandan solos, uno les da ciertas características de personalidad y desde ese punto toman vida, hacen cosas que uno como escritor no prevé y de esta forma, aunque ya se haya planificado más menos lo que vendrá, uno también descubre la historia que escribe.

Manos al teclado!!

Amelie.

lunes, 16 de noviembre de 2015

LE PETIT PRINCE

El viernes fuimos al cine con mi mamá a ver El Principito. La verdad es que desde que vi el trailer hace algunos meses estaba ansiosa de que al fin la estrenaran...

El Principito fue el primer libro que leí, llegó a mis manos cuando tenía poco más de seis años mientras mis padres discutían, yo lo había tomado desde un estante en la casa de mi papá y de él cayeron unas fotos que tomó mi mamá... a mi edad no entendí lo que ocurría, sólo abrí el pequeño libro y vi el dibujo de la boa con el elefante... me pareció que era una serpiente con un dumbo dentro sin leer las explicaciones posteriores, tampoco había visto el dibujo de la boa por dentro. Fue entonces que mamá me tomó fuerte de la mano, caminamos juntas y rápido hacia un paradero de autobús, papá venía tras nosotras, lo último que escuché de él fue algo así como un "Te amo" desde la calle mientras el autobús nos llevaba de vuelta a casa. Desde ese día El Principito estuvo conmigo hasta que lo perdí en algún lugar, muchos años después.

En alguna entrada anterior dije que siempre creí que ese era mi libro, al menos hasta que me topé con El Alquimista, lo cuál no me impide disfrutarlo cada vez que puedo. De niña siempre creí que los adultos eran extraños, que hacían cosas que no tenían ningún sentido para mi... y ahora que soy adulta, supongo que hago cosas que no tienen sentido para mi yo de niña.

Creo que el argumento del libro nos muestra distintos tipos de personas (no cual no es gran novedad, supongo que todos sabemos eso), están los vanidosos que viven y dependen de los aplausos y la aprobación de resto como si fuera el aire para ellos, algo vital; los ambiciosos que juntan dinero para seguir juntando aún más dinero; los borrachos que en algún vicio vuelcan sus carencias afectivas; los reyes que creen tener el control de todo pero siempre están a la espera de que las "condiciones sean favorables"... y también hay otros como el farolero, que es dedicado a su trabajo y pese al cansancio continúa esforzándose cada vez más porque es lo que da un sentido a la vida, aún cuando ésta haga que su pequeño asteroide gire cada vez más y más rápido, acortando sus intervalos de descanso... 

Supongo que el encuentro entre El Aviador y el Principito, no es más que la catarsis de un adulto que renunció a sus sueños e hizo lo que pudo para que sus cercanos estuvieran conformes con sus elecciones de adulto y que, tras un accidente en medio del desierto, se encuentra con un niño extraño que jamás renuncia a una pregunta... alguien que al final le recordará aquello que supo un día y luego olvidó en el camino, como las cosas simples de la vida por ejemplo, el niño que una vez fue... (esto es algo que pensé ahora, la verdad es que no lo había visto así antes)

Los niños no tienen un plan, sueñan con libertad y creen que todo es posible... ellos aman con sinceridad, juegan e intentar comprender el mundo que los adultos han construido en la base de una sociedad mundial que nos vende un plan de vida, uno donde trabajamos y después de X años nos obliga a tener un auto, luego de X años más nos obliga a comprar una casa, nos explota hasta que estamos cansados o aún peor enfermos, y luego nos devuelve la "libertad" de disfrutar nuestros últimos años de vida... yo que creo en Dios, considero que el milagro de la vida ha sido rebajado a lo más bajo que hemos podido, y no me sorprende, sólo hay que dar un vistazo al costado para ver lo que hemos hecho con nuestro mundo, con el resto de las personas, con todo lo que nos rodea... hasta que un día y sin darnos cuenta, ya somos adultos y planeamos todo: Cuando tomarnos vacaciones, cuando cambiar el celular, que haremos en X años más; mientras nuestro niño interior queda sepultado bajo cientos de responsabilidades impuestas por otros...

Yo planeé mi salida del trabajo, ajusté presupuestos, hice un calendario con metas diarias, semanales y mensuales para sacar mi libro adelante... pero la verdad es que, a las puertas de dejarlo todo, tengo miedo y sigo cuestionándome las mismas cosas, entonces intento hacer contacto con mi Principito interior y recuerdo que él también tuvo miedo antes de volver a su planeta, pero eso no le impidió hacerlo... la niña que aún vive en mi no tendría miedo de escribir, ni de cantar, ni siquiera de fracasar porque no pensaría en ello, tal vez se reiría ante la vergüenza de haber desafinado una nota en plena presentación...

No quiero convertirme en el adulto que tanto temí, quiero sonreír ante las cosas simples, llenarme de sonrisas que el dinero no puede comprar, quiero escribir hasta que los suspiros de mi corazón me recuerden que estoy enamorada, quiero cantar sin temor a ser escuchada y vibrar cada nota que dé mi garganta... lo esencial es invisible a los ojos... el amor, la compasión, nuestros sueños, la bondad, la determinación, efectivamente todo eso es invisible a los ojos...

Tengo miedo, pero de todas formas saltaré...

Amelie

PD: Y mientras más cercano esté el día, supongo que me pondré más monotemática... tengan un poco de paciencia conmigo, nunca antes había siquiera pensado hacer una locura como la que estoy a punto de hacer...

martes, 10 de noviembre de 2015

UN "VALOR" DE BRONCE QUE SE TRANSFORMO EN ORO

Recuerdo que durante un tiempo me dediqué a leer el blog de Verónica Roth, sus entradas eran brisas de aire fresco a mis recientes y crecientes ganas de escribir, unas ganas que se apoderaban de mi cuando menos lo prevenía y me impedían seguir trabajando... ella siempre fue muy honesta con su trabajo, se refería a él de una forma sencilla y humilde, porque créanlo o no también sintió dudas sobre su enorme trilogía Divergente.
Fue una entrada en particular que llamó mi atención hace como dos años y que volvió a mi el sábado que recién pasamos, luego de mi clase de taller de escritura creativa, recordé que ella dijo algo así como: Llega un momento en que nada es seguro, uno se vuelve autocrítica, el resto critica y ya no te sientes segura de lo que haces. Es entonces cuando te dices que debes creer en lo que estas haciendo, porque un día te pareció genial y aunque ahora ya no tanto, hay que creer en lo que uno hace. 

Todo eso fue porque en el taller tuvimos que presentar las escenas importantes de nuestra novela para visualizar la tensión de la historia, pero la verdad es que mientras más hablaba, más insegura al respecto me sentía; fue tan fuerte la duda que realmente encontré que mi historia era malísima (en contraste a la opinión de mi profesora y de mis compañeros), que estaba perdiendo el tiempo en ese lugar, llegué a sentir que estaba haciendo un alboroto de mi vida cuando mi trabajo no era tan malo, la paga no era tan mala y que podría jubilarme en mi oficio si no fuera una persona inconformista... sin embargo, mis compañeros se animaron a hacer un poco la hora luego de clases y nos fuimos al Mall Costanera Center, vimos el árbol gigante que arman todos los años para navidad y vagamos entre librerías buscando un sin fin de libros que no pude encontrar. Estábamos felices entre las ediciones, viendo títulos y portadas, bromeando sobre nuestros apodos de escritores, soñando tímidamente que algún día nuestros libros estarían en tal o cual sección, que tendría tal o cuál tamaño, tapas duras o normales, gordos con más de 500 páginas o delgados... fue un momento especial porque me conecté nuevamente con ese sentimiento primario que es al final de cuentas más grande incluso que el temor a fracasar: ME ENCANTA ESCRIBIR.

Esa sensación de felicidad es tan grande que el miedo se disipa y es suplantado por otra emoción... me siento poderosa como una superhéroe, siento que soy capaz de lograr lo que me proponga, y entonces recuerdo que aún no conozco a nadie que haya fracasado apostando a sus sueños, que a nadie que ama lo que hace le puede irle mal en la vida. 

Anhelo, quiero, deseo, necesito sentir las páginas de mi historia, aproximarlo a mi nariz y oler sus hojas, leerlo de principio a fin aunque haya sido yo quién lo escribió, ver la portada y sentirme orgullosa de lo que logré, dormir con él bajo la almohada... aunque nadie lo lea nunca yo al fin tendré en mis manos la historia que siempre busqué y nunca encontré en las librerías.

Como dijo Santiago en el Alquimista: Siempre podré volver a ser pastor, pero quizás ésta sea la única oportunidad de encontrar mi tesoro. Yo siempre podría volver a mi oficio, pero tal vez nunca más tenga la oportunidad de jugármela escribiendo y cantando.


Amelie

lunes, 26 de octubre de 2015

Y NOS FUIMOS A NEGRO...

"Irse a negro" es una expresión similar a "Anda con el Litio bajo", la uso con frecuencia cuando paso por mis estados de bajón emocional y la verdad es que me gusta mucho (no estar en negro sino la expresión en si)... "Andar con el Litio bajo" lo asocio más con la tristeza, mientras que "Estar en negro" me parece a que uno ve las cosas de color negro y eso puede ir acompañado o no de la pena.

En mi caso, no estoy melancólica ni bajoneada, sólo cansada y bastante... ese cansancio físico me aletarga y ese aletargamiento hace que mi cerebro procese todo de forma lenta... finalmente uno termina calentando los pensamientos y las ideas más del tiempo debido, pasando de ser las mejores iniciativas que has concebido a los temores más exagerados (sin ser un trastorno bipolar, ya fue descartado xD); como apagar la luz para disfrutar una tormenta eléctrica, por ejemplo, y luego asustarte por las sombras proyectadas en las paredes en cada relámpago... (incomprensible)... ¿Porqué hace un par de semanas todo estaba ordenado, previsto y calculado; y ahora el mismo cuadro parece descabellado, insuficiente e inútil?... bueno, eso es "Irse a negro".

Hacía días que me sentía extraña, sabía que tarde o temprano esto pasaría (sin ser pesimista o algo por el estilo), gracias a Dios aprendí a reconocer mis estados, ahora sé cómo debo actuar, qué debo evitar, qué música es mejor escuchar... y ya en un par de días todo vuelve a la normalidad; antes esos estados me tomaban por sorpresa y el "negro" era violento y absoluto, ahora sé que más temprano que tarde finalmente pasa y veo la luz al final del túnel.

Pese a que "estoy en negro", me animé a escribir esta entrada para mi, preguntándome si a algún otro artista le pasa lo mismo... la duda surgió porque, cuando descubrí hace años que podía cantar lírico, me volví muy popular en mi círculo, pero cuando pasé a ser integrante de un coro o entré al conservatorio, me convertí de ser "especial" a "una más del montón" (de buena manera). También me pasó con la escritura, era una chica "extraña" en el colegio por pasarme las horas de clase escribiendo historias y no depilándome la cara con una pinza como el resto de mis compañeras, luego a "popular" por hacer cosas diferentes al resto (incluso ahora que soy adulta y trabajo), sin embargo puedo decir con mucho orgullo que en el Taller de Escritura Creativa que tengo los fines de semana, soy "una más" en mi curso de cuatro alumnos porque somos todos unos "bichos raros" en nuestros respectivos círculos sociales, sin embargo en la sala que ocupamos los sábados de 10:00 a 11:30 hrs. somos de la "misma especie" por decirlo de alguna manera... no he tocado este tema con ellos, pero podría apostar sin temor a equivocarme que de cierta forma pasamos por lo mismo. Supongo que es parte de ser más sensibles que el resto o ver las cosas de otra manera, el ser artista.

Hice este break para procastinar en mis sentimientos oscuros y no hacer mi tarea del Taller de Escritura... eso es lo que más lamento de "estar en negro": El tener infinitas ganas de hacer tu arte pero al llegar el momento de al fin poder hacerlo, no tener ganas. Buscar en las cosas maravillosas que has proyectado cuando finalices y aún así no mover un dedo, porque eso que viste tan real en un momento, eso que te hizo correr la adrenalina a mil en las venas, lo que te hizo levantarte y sacudirte con plena convicción de que cambiarás el mundo; se torna nubloso y etéreo, como el recuerdo de un sueño a un segundo de haber despertado, aún sintiendo en ti las emociones del REM pero al mismo tiempo las imágenes se desvanecen y aunque tratas de que no se vayan, ya no están allí...

Saldré del "negro", siempre lo hago, aunque esta vez quería evitar que la oscuridad se derramara en mi corazón, porque es agotador y porque no tengo tiempo para perderlo en un estado semejante, sin embargo anoche dejé que me pasara por encima después de dos semanas de luchar por evitarlo... si seguía peleando contra él estaría más cansada, ahora que está sobre mi sé cómo manejarlo para liberarme de él pronto... después de todo, sé muy bien qué provoca esos estados en mi y por ahora no puedo simplemente renunciar a mi trabajo... entonces me doy fuerzas en que ya planeé mi salida. No precipitaré las cosas porque tiendo a embaucarme en el proceso y además, si quiero vivir de mi arte debo cultivar la paciencia, los tiempos de Dios no son los de uno, pero un día inevitablemente se cumplen.

No he perdido de vista mi objetivo, la luz sigue allí y junto a ella mi novela y mi voz de sirena haciéndome compañía, aún cuando en el camino me haya topado con una tormenta de arena... y como todas las tormentas, pasará.


Amelie. 

jueves, 22 de octubre de 2015

A VIVIR, NO SOBREVIVIR

Releí todas las entradas anteriores en este blogg como un ejercicio de retrospectiva, noté que mayoría de ellas empieza como: "¡Uf!, hace mil años que no pasaba por aquí"; y hasta antes de leerlas, ésta no iba a ser diferente xD.

Sin duda han pasado varias cosas en estos casi dos años. La primera y más importante es que aún no termino mi novela! (que novedad...), pese a que en la primera entrada a inicios del 2014 tenía todo el entusiasmo en terminarla a fines del mismo; no puedo decir nada a mi favor, tiendo a dejar de lado las cosas que para mi son importantes, no puedo evitarlo porque es de crianza, pero si puedo cambiarlo y he practicado bastante en eso... es una de las razones por las que sigo escribiendo mi fanfiction, para crear rutinas saludables en pos de mis anhelos.
Respecto a eso he hecho profundas reflexiones y he llegado a buenas conclusiones, aunque estas rayen en lo obvio... cuando uno está perdida, confundida o simplemente envuelta en costumbres añejas como la mía, es difícil ver lo obvio. 

Creo que es propio de los seres humanos que buscamos algo seguro, anteponer "prioridades" a nuestros sueños para tener un techo y comer seis veces al día (¿SEIS VECES?... hemm, sí. Estoy en un plan de alimentación para acelerar el metabolismo xD); además de pagar cuentas, alimentarse, ducharse y todo lo indispensable en la base del día a día para subsistir. No uso la palabra vivir porque la mayoría de las personas "subsiste" y no "vive" en realidad, es decir, trabaja más de lo que debe, el viaje ida y vuelta sólo del trabajo a la casa y viceversa toma al menos 2 horas en total, y sumado a una jornada de al menos 9 horas... queda muy poco tiempo para vivir y esto es, ir al cine, salir a comer con los amigos, tomar un helado con la mamá, leer un buen libro, viajar o simplemente no hacer nada cuando se tienen ganas de no hacer nada... hemos "acondicionado" el fin de semana para ello, y en otros muchos casos ni siquiera eso porque trabajan sábados por medio e incluso los domingos. Somos una sociedad que sobrevive.


Sé que lo que planteo suena MUY triste y depresivo, pero no lo estoy en absoluto, al contrario, me encuentro a plena conciencia de lo que digo y por eso quiero cambiar las cosas, necesito vivir más y sobrevivir menos. Sin embargo, como las palabras suenan lindas en el papel, hay que tomarlas, verbalizarlas para traerlas al plano real y tomar acciones para hacer que perduren a lo largo del tiempo; he buscado instancias en mis anhelos para concretarlos... me he vuelto muy porfiada en lo que quiero, insisto, insisto e insisto... porque así fue con el canto y así será con mis libros.


He tomado decisiones muy extremas como pedirme un permiso sin goce de sueldo por ejemplo, el que ya fue autorizado y empieza a correr a partir del próximo año, para eso he planeado mi ventana de tiempo en todos los sentidos... no esperaré un año más para terminar mi novela, ya no puede esperar... he llegado a unas ansias que me tienen cegada a que si no es ahora, no será nunca; siempre decimos que empezaremos la dieta un lunes y ese lunes no llega jamás, empezar hoy es sin duda mucho mejor que empezar mañana. 


También postulé mi proyecto de novela a los Fondos Concursables de Cultura: Creación Literaria, los resultados serás publicados en Diciembre de este año y espero con fe, ya pasé la primera etapa y mi proyecto fue admisible. Además, logré encontrar un Taller Literario impartido por una editorial nueva que invierte en los futuros escritores jóvenes de este país, a través de diversos talleres nos ayuda a mejorar nuestra pasión para que los escritos sean de buena calidad.


En cuanto a lo demás todo sigue igual, trabajo donde mismo, pago cuentas... pero como dice el Alquimista "Mientras uno va en busca de sus sueños, poco a poco la Leyenda Personal se va transformando en la verdadera razón de vivir"... así que ya no sufro porque no me gusta mi trabajo, o porque la vida es injusta, o porque no tengo tiempo casi para nada, al contrario, cada día más también es uno menos, cada obstáculo es un medio de aprendizaje y mientras más difícil se pone el camino, más deseo llegar a mi tesoro... y así como reflexioné cuando cumplí mi sueño de infancia de ir a Disney: Todas las cosas que he vivido hasta ahora no son más que pequeños o grandes peldaños hacia el camino que elegí y que me llevarán hasta mi tesoro. 


Sigo en ruta para convertirme en escritora!

Amelie.


domingo, 26 de abril de 2015

FANFICTION: THE ICE HAS BLUE EYES

Hacía mucho tiempo que tenía ganas de escribir un fanfiction pero no había encontrado una historia que me motivara a hacerlo, la razón es que sirve como un buen ejercicio para soltar la mano al momento de escribir y narrar.

Es divertido porque los personajes no son tuyos, no tienes las presiones que trae tu propio libro, por ende puedes hacer lo que quieras con ellos (En el buen sentido de la palabra). Es así como me obsesioné con Frozen y Rise of the Guardians.

Veamos que sale de este experimento!

Amelie


Capitulo 1
Un Muchacho Despreocupado

Era noche oscura y fría, de cielo estrellado y claro porque la luna estaba llena, resplandeciente. Su luz alumbraba los bosques sostenidos por la tierra y adornaba las nubes algodonosas que cruzaban lentamente el firmamento alto.

Jack estaba admirando la noche recostado sobre la rama de un pino, desde ahí podía ver a lo lejos las luces de la aldea cercana y las columnas de humo que desprendían las chimeneas. Respiró profundo y sonrió, su vida era maravillosa, no deseaba nada más para sus dieciséis años, era probable que luego se transformara por completo en adulto y entonces quisiera lo mismo que el resto, o lo que sus padres esperaban de él: que tuviera su propia casa, una esposa, hijos y un trabajo que le permitiera sobrevivir. Sin embargo, en ese preciso instante, podía contemplar el cielo y dar gracias por todo lo que tenía junto a su familia.

- ¡Jack! - Escuchó a lo lejos - ¡Jack, dónde te metiste!

El muchacho se incorporó, desde la altura y observó divertido como su hermana menor lo buscaba de mal humor.

- Estoy cansada Jack, todas las chicas volvieron a casa... - La niña vio hacia el cielo, también se sintió sobrecogida por la belleza de aquella noche - ¡Jack Overland, sé que estás escuchándome, baja ahora mismo o volveré sola a casa!

Pero no hubo respuesta. Desde la copa del pino, su hermano observaba divertido la expresión de su pequeño rostro compungido, decidió aguardar un poco más sólo para molestarla. La niña volvió sobre sus pasos y caminó de vuelta a casa.
No había avanzado diez pasos cuando sintió a su hermano andar tras ella.

- ¿Se puede saber dónde te habías metido? – Preguntó volteando hacia él y con el seño fruncido.
- Pues estaba escondido, Emma. – Respondió con aire despreocupado - ¿No se suponía que estábamos jugando al escondite?.
- Sí, pero tus escondites son imposibles de hallar, ¿Cuál es tu fijación en desaparecer?.
- Jajaja – Rió de buena gana – Lo siento, es divertido verlos atraparse unos a otros y después a todos intentando atraparme a mi.
- Me asustaste – Dijo con aire triste – Vamos, es tarde.
- Oh, Emma… discúlpame – Respondió rodeándola con los brazos – Pero para que sepas, no te quité los ojos de encima ni un segundo.
- Sí, está bien… ¡El último en llegar a casa se queda sin postre! – Y sin más se largó a correr lo más rápido que pudo.

Jack sonrió, le dio bastante ventaja a Emma antes de echar a correr tras ella, la alcanzó un par de veces y del mismo modo le daba ventaja otra vez, finalmente la dejó ganar. Cuando estaban cerca divisaron a su madre de brazos cruzados bajo el umbral de la puerta.

- Estaba preocupada – Dijo mientras dejaba un beso en el cabello de su hija.
- La culpa es mía mamá, me subí a un árbol y el tiempo pasó volando.
- Lo importante es que al fin están de regreso, Jack – Luego abrazó a su hijo con ternura – Vayan a lavarse las manos, la cena está servida.
- ¡Sí! – Gritó Emma – ¡El postre de Jack es mío porque le gané una carrera! – Luego la niña se perdió en el pasillo que conducía al lavadero del patio.
- ¿Dónde está papá? – Preguntó el muchacho.
- Aún no llega, tal vez mañana.

La casa que habitaba la familia Overland era modesta y pequeña, se encontraba a unos veinte minutos a pie de la aldea más cercana, pero en los alrededores a ella habían otras cuatro que también estaban dentro del bosque. Su madre era dueña de casa, cuidaba a sus hijos y ocasionalmente preparaba tartas y pasteles por encargo de habitantes de la aldea; su esposo era cazador, no era raro que tardara unos dos o tres días en volver, se internaba en el bosque junto a los esposos de sus vecinas y cazaban todo lo que podían cargar, luego vendían las presas en la aldea y con ello compraban víveres para el invierno. Sin duda eran una comunidad pequeña pero muy unida, los niños iban a la escuela donde aprendían un poco de cada cosa, lo suficiente para saber el precio justo de intercambio de especies y leer una que otra historia, todo el resto lo aprendían de sus padres, como ellos a su vez lo habían aprendido de los suyos.

El padre de los niños no había llegado esa noche, sin embargo la cena había estado deliciosa, su madre se había esmerado pensando que compartiría junto a ellos, cocinó pato asado acompañado de legumbres y jugo de fruta; el postre era pastel de fresa, algo que Jack lamentó de corazón tener que ceder a Emma, ese era el postre favorito de su padre y también el suyo.

Una vez que acabaron de comer se prepararon para ir a la cama, cada uno dio un beso a su madre y subieron al segundo piso que no era más que un pequeño cobertizo. La intensa luz de la luna iluminaba la habitación que compartían, Emma intentó verla a través de la única ventana que tenían allí.

- Es hermosa – Dijo con admiración – La luna llena de esta noche está increíble.
- Es cierto Emma, ahora ven a dormir – Invitó el muchacho mientras daba unos golpecitos en el sitio donde se acomodaría su hermana.
- ¿Qué hacías arriba del árbol mientras te buscábamos?.
- Lo mismo que haces tú ahora, quería admirarla en silencio.
- Quiero que el invierno llegue pronto – Acotó mientras gateaba hasta su cama y se acomodaba junto a él – Estoy impaciente, quiero patinar en el hielo. ¿Me llevarás?.
- Sí, por supuesto… - Balbuceó el muchacho más dormido que despierto e intentado arroparla a tientas.
- Promételo Jack – Insistió.
- Lo prometo... ahora vamos a dormir... te quiero...
- Y yo a ti, buenas noches, hermano.

No obtuvo más respuestas, pero confiaba en la palabra de su hermano, podía dormir tranquila, contar los días y… ¡Rayos, faltaban al menos dos meses para que llegara el invierno!... y con él, la nieve, el hielo y la infinita diversión...

Si todas las personas nacen con un don, el que Jack poseía tras sus grandes ojos marrones, era traer consigo diversión a todos lados, cuando él estaba presente era imposible entregarse a la tristeza, la luz y el calor de su espíritu despreocupado e infantil llenaba los lugares que visitaba, todos los conocían por ello. Sus padres creyeron que su personalidad cambiaría un poco cuando naciera su hermana Emma, sin embargo y pese a la diferencia de edad entre ambos, su actitud aniñada y fresca se acentúo más.


Las semanas pasaron pero el invierno aún tardaría un poco en llegar, antes de que eso ocurriera Jack estaría de cumpleaños, y aunque la mayoría de edad siempre se celebraba a los veinte años en la aldea y alrededores con una fiesta tradicional, a los dieciocho tendría que empezar a trabajar en lo que fuera para ayudar a su familia, y pese a que dentro de poco tendría sólo un año para decidir, alejaba ese pensamiento de su mente, no porque estuviera evitando emplearse, sino porque imaginarse yendo de cacería con su padre significaba dejar a Emma y a su madre solas, no poder esta con ellas durante días era una preocupación para él.

Los días transcurrieron a prisa y sin saber cómo el tiempo pasaba tan rápido, su cumpleaños llegó de forma repentina. En una pequeña reunión familiar su madre preparó tarta de fresas con extra relleno, su padre un poncho de piel para que se abrigara en los meses de invierno que estaban por llegar y su hermana un cayado de madera que talló, con mucha ayuda, de una larga y firme rama, como ambos salían de paseo y a jugar en el bosque, ya habían pasado uno que otro susto en la nieve profunda, en el hielo frágil sobre los esteros y también sobre los lagos, a Jack sus obsequios le parecieron perfectos.

- Muchas gracias por el esfuerzo de todos – Dijo emocionado, Emma saltó a sus brazos y le dio un besito en la mejilla.
- Te amamos hijo, eres una brisa fresca en nuestras vidas – Su padre también se acercó y abrazó a ambos niños, luego buscó la mirada de Jack – Espero que a pesar de los años y las responsabilidades, esa chispa que llevas nunca se apague.

Ambos sonrieron con satisfacción.

- Estamos muy orgullosos de ti, Jack – Agregó su madre antes de depositar un beso sobre su cabello castaño y desaliñado.
- La velada había estado fantástica, sus regalos eran increíbles, ahora él también estaba ansioso de que invierno llegara pronto para dar todo el uso que pudiera a sus obsequios.


Y el invierno llegó furioso de un momento a otro, una noche se fueron a dormir como cualquier día y a la mañana siguiente, el manto blanco de la nueve había cambiado todo el paisaje del bosque y aún nevaba, tanto así que Jack y su hermana no pudieron salir. Pero eso no fue excusa para no divertirse, estuvieron toda la mañana correteando por la casa y luego de comer algo ayudaron a su madre en la cocina. Después del almuerzo dibujaron, pintaron, se disfrazaron y ya un poco exhaustos se sentaron frente a la chimenea mientras su madre les leía un cuento. Cuando al fin dejó de nevar y el frío se volvió implacable ya era de noche.

- Ponte zapatos, Jack – Ordenó su madre.
- No tengo frío – Respondió de inmediato.
- Te vas a enfermar – Insistió.
- Eso es imposible – Alegó Emma – Jack, está descalzo todo el día, camina sobre el hielo y nunca ha pescado un resfrío.
- Es que no siento frío en los pies…
- Porque los tienes entumecidos jovencito. Vamos, dame gusto – Sonrió la mujer.
- ¡Ya es hora de ir a la cama! – Exclamó el muchacho, dio un brinco y le dio un beso a su madre en la mejilla.
- ¡Jack Overland! – Replicó la mujer intentando parecer enfadada.
- Sí mamá, mañana sin falta – Respondió dando una mirada cómplice a su hermana quién le cerró un ojo.

Y sin más, ambos chicos corrieron a su habitación entre risas y bromas. El cielo estaba despejado, la luna estaba casi llena y su luz parecía cálida a la distancia, dando una sensación brumosa al entorno, como si los objetos emanaran su propio resplandor. Ambos se acurrucaron en la cama e intentaron dormir al instante, si hacía suficiente frío en la noche podrían salir a jugar fuera de casa durante en día.

La mañana estaba muy helada, había caído tanta nieve durante la noche que los pinos y el resto de la vegetación parecía encorvada y cansada de sostener el manto blanco y majestuoso que descansaba sobre ellos. El sol asomó sólo lo suficiente para hacer que la escarcha resplandeciera brillante, como si todo el bosque estuviera sumido en un aura misteriosa y bella.

Emma fue la primera en despertar, estaba ansiosa, apenas había podido dormir durante la noche, estaba impaciente por salir a patinar sobre el hielo. Decidió levantarse temprano y preparar el desayuno a Jack, no es que su hermano necesitara cierto estímulo para complacerla, más que nada, era una forma de agradecerle y retribuir su cariño, sus atenciones de hermano mayor preocupado.

Cuando Jack abrió los ojos se topó con una bandeja armada de leche fresca y pan con queso fundido, sabía lo que significaba. Lleno de vitalidad disfrutó de la sabrosa sorpresa, la devoró en menos de dos minutos, luego se levantó de un brinco, corrió al lavadero para asearse y luego se arropó con el abrigador poncho que le había dado su padre hacía unos meses.

- Buenos días mamá – Saludó con animosidad – ¡Gracias por el desayuno!.
- ¡Oye, fui yo quién lo preparó para ti! – Replicó Emma al instante.
- Lo sé – Respondió divertido.
- No creo que sea una buena idea que salgan hoy – La voz de su madre era un murmullo cálido y dulce, 

Jack jamás se aburría de escucharla, disfrutaba de ella aún cuando lo reprendía y sermoneaba sobre alguna de sus travesuras.

- ¡Oh, mamá! – La pequeña hizo una mueca de disgusto – He esperado meses por esto…
- Es peligroso, el hielo aún no se ha asentado bien… además, es posible que siga nevando en la tarde, no sería bueno que una tormenta los encontrara lejos de casa.
- Jack observó la expresión de tristeza en el rostro de Emma y se le partió el corazón, su madre tenía razón pero podían ser cuidadosos y regresar temprano.
- Descuida, iremos juntos. Podemos salir después de almuerzo y volver antes de que el sol se oculte.
- Está bien, pero deben volver antes de que anochezca – Accedió aún no del todo convencida.
- ¡He, he, he! – Emma daba brincos de alegría, luego ambos corrieron a buscar sus patines de hielo.
- ¡Si vuelven de noche los castigaré! – Amenazó su madre antes de verlos desaparecer por las escaleras – ¡No estoy exagerando, pasarán encerrados todo el resto del invierno!

Almorzaron lo más rápido que pudieron, el padre de los niños volvería esta noche por lo que su madre volvió a insistir en que volvieran temprano para que alcanzaran a asearse y cambiarse de ropa antes de que su esposo llegara y compartieran la mesa. Ambos estaban listos y equipados para salir, llevaban sus patines colgando del hombro, como siempre Jack iba descalzo.

- Prometiste que te podrías zapatos hoy jovencito.
- Lo siento, nos los pude encontrar. No iremos lejos, pronto me pondré los patines.
- Está bien, pero no te acostarás esta noche hasta que los encuentres – Sentenció, luego abrazó a sus hijos y dio un beso a cada uno – Tengan cuidado.

Emma tironeaba a su hermano del poncho para que no perdieran más tiempo, si esperaba un segundo más explotaría de la ansiedad. Jack asintió a la petición de su madre, dio un par de pasos y volteó a ella para sonreírle, sólo una vez.

Jack disfrutaba del entusiasmo de Emma, la veía correr de un lugar a otro sin parar, sin agitarse, feliz y radiante. Éste sería probablemente el último invierno en que podría estar con ella a todas horas, en un año más estaría entrenándose en la caza como su padre y pasaría mucho tiempo fuera de casa, por un lado estaba muy emocionado de pasar mas tiempo con él, por otro lado no podía quitarse la preocupación de dejarlas solas...

- ¿En qué piensas? – Preguntó Emma al ver a su hermano ensimismado.
- En nada – Sonrió – Creo que ya es suficiente de camino, estamos un poco lejos.

Con rapidez la niña se sentó sobre una roca y se calzó los patines, su hermano le ayudó a atarlos, luego la puso en pie, en menos de dos segundos ella estaba caminando hacia un lago congelado frente a ellos.

- No te adelantes, voy a comprobar que el hielo esté firme – Advirtió mientras buscaba su cayado.
- Tendré cuidado. ¡Date prisa, Jack! – Insistió.

El muchacho tomó su cayado y lo arrastró hasta la roca donde se había sentado su hermana, estaba sacudiéndose la nieve de un pie cuando escuchó su nombre en la voz de Emma, el tono era alarmante. 

Cuando levantó la mirada el pánico recorrió su cuerpo como un relámpago, la niña se había adentrado en el lago congelado y bajo sus pies el hielo se trizaba a alarmante velocidad. Jack corrió a la orilla del lago con el cayado en la mano y comenzó a caminar hacia ella con cuidado.

- ¡Jack, Jack! – Gritó la niña.
- ¡Cálmate, voy para allá Emma!

Cuando estuvo cerca dejó el cayado a un lado e intentó extender sus manos hacia ella, vio en los ojos de su hermana que estaba asustada, la tensión del miedo en su cuerpo ejercía más presión sobre el lago congelado.

- ¡Lo siento, Jack! – Gritó con los ojos llenos de lágrimas, el crujir del hielo sonaba implacable.
- Tú tranquila, tranquila – Intentó calmarla mientras sonreía – No mires abajo, sólo a mi…
- Jack, tengo miedo – Emma estaba temblando.
- Sí, lo sé, lo sé... pero no te va a pasar nada – Quiso dar un paso más pero el hielo también comenzó a trizarse bajo sus pies – Te juro que no te caerás, esto será muy divertido, ¿Si?.
- No lo creo Jack.
- ¿Crees que es una broma? – Habló como si todo fuera un juego.
- Sí, tu siempre estas bromeando…
- No, no. Escucha, no lo haré esta vez, lo prometo, prometo que no te vas… – La sola idea de que Emma cayera al agua helada lo llenaba de miedo – Vas a estar bien… tú debes creer en mi. ¿Te parece si jugamos?.

Emma lo observó con curiosidad, el muchacho dio un paso hacia ella a pesar de todo para mostrarle que no era demasiado peligroso lo que estaba ocurriendo.

- Juguemos a brincar igual que todos los días… y es tan fácil como, ¡Uno! – Arriesgándose brincó hacia ella riendo – Wow! – Exclamó tambaleándose.

Su hermana comenzó a reír también, él se sintió un poco más aliviado al contemplar su sonrisa, creyendo que lo lograrían de verdad.

- Dos – Brincó una vez más – ¡Y tres!, ¡Ah!. – Respiró aliviado.
Cuando la pequeña vio lo que su hermano había hecho, se llenó de esperanza, no parecía tan difícil, en tres saltos estaría junto a él y a salvo, respiró profundo infundiéndose valor. Observó una vez más la mirada de Jack.

- Tranquila, es tu turno – La animó.

Emma dio un pequeño paso al frente.

- Uno, así, así – Contó el muchacho mientras se acuclillaba poco a poco hasta alcanzar su cayado - Dos…
La muchacha se tambaleó pero pudo mantenerse en equilibrio, suspiró de alivio. El hielo crujió una vez más y sin perder tiempo brincó hacia delante.

- ¡Tres! – Gritó Jack y al mismo tiempo saltó hacia ella, extendió su cayado hasta alcanzarla y la tironeó con fuerza hacia la orilla más cercana donde estaría a salvo.

Emma se incorporó lo más rápido que pudo, ambos se vieron y sonrieron, estaban a salvo, lo habían logrado y por poco, ya aliviado Jack avanzó hacia ella, entonces el hielo se movió bajo sus pies y comprendió que al abalanzarse hacia delante para salvarla, él había quedado en el mismo lugar donde hacía segundos estaba ella y entonces todo sucedió muy rápido, en un segundo estaba en la superficie y al siguiente se hundía bajo el hielo.

- ¡Jack! – Escuchó gritar a su hermana.

El agua estaba extremadamente fría, caer a través de esa placa congelada lo tomó por sorpresa, no tenía aire en sus pulmones, no podía gritar, no podía mover los brazos para nadar hacia la superficie, no podía mover las piernas para impulsarse hacia arriba. Sus miembros se habían adormecido al instante, poco a poco la voz de su hermana se volvía confusa y distante, poco a poco la luz que estaba más allá del lago se tornaba nublosa y oscura. ¿Acaso moriría allí?. Ese pensamiento lo desesperó, no estaba preparado para morir… ¿Qué sería entonces de su familia?, ¿Qué pasaría con ese futuro en el que ni siquiera había pensado?, ¿Jamás se enamoraría?...

Aún no se había rendido, no podía acabar todo ahí, intentó reunir todas las fuerzas que le quedaban para salvar su vida, pero no fueron suficientes, cada vez se hundía más en ese lago que parecía estar lleno de esquirlas de hielo duro y filoso, enterrándose cada vez más en él, drenando su calor, arrebatando los latidos de su corazón... estaba asustado, deseaba volver a ver a su madre, abrazar a su padre, decirle a Emma cuanto la amaba…

En la más absoluta soledad comprendió que había llegado el momento, absolutamente rendido a su destino, desechó la desesperación y abrazó la resignación… había sido feliz, era lo único que importaba, no agonizaría hasta morir, quienes le amaban habrían deseado que su muerte fuera rápida, sin dolor; nunca sabrían que eso estuvo lejos de la verdad, pero intentaría serenarse para que si lo encontraban, pudieran ver en su rostro el cálido y amigable beso de la muerte… sonrió, abrió un poco los labios y suspiró hondo para que sus pulmones se llenaran de agua, creyó que sería insoportable pero no sintió nada… la luna brillaba a lo lejos, lo sabía, podía distinguir su resplandor aún con los ojos cerrados, luego la oscuridad cayó sobre él como cae la escarcha sobre la nieve solida y el sueño profundo lo arrebató de la realidad para siempre.

viernes, 6 de febrero de 2015

LA INMENSA FELICIDAD DE CUMPLIR UN SUEÑO

Hace tiempo que no escribía aquí, me aburrí de hablar siempre de lo mismo... no sé si esta vez sea diferente pero lo importante es que tengo ganas, unas ganas tremendas que no quiero silenciar...

Muchos niños sueñan con ir a Disney, y al parecer de niña no era tan diferente al resto aunque tal vez mis razones si lo hayan sido. Sin lamentaciones puedo decir que mi infancia estuvo un poco cargada a la soledad, digo sin lamentaciones porque ese motivo me trajo muchos "amores" que aún conservo, los más conocidos son la lectura (el año pasado leí 13 libros!, podrían haber sido más... aunque hacía mucho que no pasaban de los 5 anuales), la escritura, el dibujo, la pintura y por supuesto el canto. Ante tal abstracción mi mamá, algo preocupada, me regaló una película de "monitos", un VHS que vi tantas veces que todavía podría recitar todo el diálogo (canciones incluidas) de Snow White, nunca vi al príncipe, pero si a una serie de enanitos que me acompañaron tardes enteras de tareas.

Fue una tradición adquirida recibir cada año una película nueva, y también el hecho de aprenderme los diálogos, fue en uno de estos vídeos que casi al final de la cinta apareció un promocional de Walt Disney World Resort, entonces descubrí que la magia existía en un lugar físico y como cualquier niño deseé con todo mi corazón estar allí... no recuerdo cuantas veces se lo dije a mi mamá, ella siempre me sonrió y respondió: "Algún día, mi amor, estudia mucho y algún día podrás ir", ahora sé que siempre quiso llevarme pero era inalcanzable para nosotras en ese entonces...

Recuerdo que cuando recién entré a trabajar, un día estaba en mi pieza pensando donde podríamos ir de vacaciones con mi mamá y ese anhelo volvió a mi con tanta fuerza que de inmediato empecé a planear, pasaron años entre "prioridades", hasta que entendí que jamás se irían y que el tiempo pasaba. Finalmente tomé la decisión, fijamos fecha y compramos lo necesario, enfrenté mi miedo a los aviones nuevamente y volamos... tengo mucho que decir al respecto, podría escribir cientos de líneas, hablar todo un día de ello, intentar explicar de mil formas lo que sentí y no sería suficiente...

Disney para alguien con tantas expectativas como yo, podría haber resultado ser la mayor de mis decepciones, cuando las expectativas son altas es muy probable que la decepción también lo sea, pero cuando la finalidad es cumplir un sueño y no sacarse el empacho de un gusto, asumo que el resultado es inesperado... 

Siempre que la emoción es incontenible termino llorando, esta vez no fue así... estaba tan emocionada que lo único que hice fue reír... y luego caminar, caminar, caminar, respirar tan profundamente que podría haberme elevado de tanto aire, después sentí nervios y de inmediato esa sensación de que no era real, de que en cualquier momento despertaría en mi cama justo antes de que sonara la alarma para ir a trabajar. Lo que vino después fue correr, reír, abrazar a todo el mundo, sacarme fotos con desconocidos, comer helados, disfrutar el hotel, guardar los jabones y shampoos que había dejado nuestra camarera en el baño (todo con sus respectivas orejas de ratón) al momento de asear la habitación. Descubrí que Mickey Mouse era el centro de todo ese mundo porque era el único que podía dominar la magia del sombrero azul de la película Fantasía, podía hacerlo porque su corazón era puro y así pasé de odiarlo a tenerle cariño (mi personaje favorito siempre ha sido Goofy). Solo al tercer día pude llorar, estaba en el EPCOT, viendo el show Iluminations y entonces dije en voz alta: "Mi trabajo no es tan malo", pero no era en estricto rigor lo que quería decir, mi opinión sobre mi oficio sigue siendo la misma, sin embargo pude ver por primera vez que no todo es tan malo, siempre viene una recompensa de alivio en algún momento.

Pese a todo, aún no había descubierto la verdadera magia... ésta llegó al quinto día, en el Magic Kingdom, era de noche, hacía frío, estaba en medio de cientos de personas y junto a mi, mi persona favorita: Mi mamá. Vinieron las luces, la música, los fuegos artificiales y Tinker Bell saltando al vacío desde la torre más alta del castillo de Cinderella, sujeta al cable de una polea que la llevó hasta el otro extremo del parque... entonces, nuevamente tuve esa sensación de que en cualquier momento despertaría, pero de inmediato vino otra más grande: Sentí que acababa de despertar y estaba justo donde quería!.

Dicen que hay tantas cantidades de libros como personas en el mundo, que cada ser humano tiene un libro con el cual se identifica cómo si esa historia hubiera sido escrita para él, siempre creí que el mío era El Principio, pero en realidad es El Alquimista de Coelho. Esa noche disfrutaba del castillo cuando se vino a mi mente una frase que el Alquimista le dijo al Protagonista: "Pon atención a tu corazón, cuando sientas que se comprime en tu pecho y llores de emoción, en ese lugar donde caigan tus lágrimas es donde está tu tesoro", y lo encontré, encontré lo que había en ese lugar para mi... 

Lo único que puedo decir al respecto es que cumplir un sueño se siente maravilloso, que por un segundo todo cobra sentido, que todo lo que has pasado (bueno, malo, alegre, triste) fue por ese preciso instante y todo aquello que parece lejano se vuelve cercano, y te juras a ti mismo que nunca más te dejarás invadir por la tristeza o la desesperación, no se puede perder esa energía y tiempo en ello porque tienes que cumplir tu siguiente sueño... y das gracias una y otra vez, en mi caso, a Dios por crear todo, al mundo, al hombre, al océano, a la noche, al tiempo, a la vida, a mi y la bendición de vivir por ese momento... no es Disney en si, es uno al cumplir un sueño porque sé que si él lo permite, cuando termine mi novela y cante en la voz de mi protagonista, cuando la historia de mi libro se haga película, me sentiré igual que esa noche o incluso antes, en cada paso que me acerque a lo que quiero, a eso que siempre temí soñar por si no lo lograba... sueño en grande porque no hay sueños imposibles, están en uno por una razón y si ves dentro de ti te darás cuenta que llevas todo para lograrlo, y si no es así, a las herramientas para conseguir lo que te hace falta...

Hace media hora estaba un poco cansada, recordar todo esto y compartirlo me ha devuelto el entusiasmo, cada vez falta menos para terminarla mi novela, no sé cuantas hojas más con exactitud, pero todos los días avanzo al menos unas dos paginas... llegará en momento en que ponga el punto final de mi primer libro y pasemos a la segunda fase de la aventura: "Corregir, editar, vender", no será fácil pero la convicción está, más fuerte que antes... Los Sueños se Hacen Realidad, la frase más cliché de Disney, no por ello menos cierta.


Amelie

PD: En defensa de las Princesas, allá son vendidas como mujeres fuertes que enfrentaron el destino, sus familias, su naturaleza y todo para realizar sus sueños, que en el caso de Snow White y Sleepy Beauty, era conocer un príncipe y casarse. En otras era descubrir el mundo exterior (Ariel en la Sirenita), casarse por amor verdadero y no por conveniencia (Jasmin en Aladdin), abrir un gran restaurante (Tiana en la Princesa y el Sapo), ver las "linternas" (Rapunzel en Enredados), lograr ser ella misma (Elsa en Frozen). Los Príncipes llegaron porque no pudieron resistirse a mujeres tan gallardas y aguerridas. Sin ir muy lejos, en Frozen, Elsa permanece soltera y el acto de amor verdadero que salvó a Anna de convertirse en una estatua de hielo, no fue un beso sino salvar a su hermana de ser asesinada. Tenía que decirlo!

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